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¿Qué significa pecar voluntariamente según Hebreos 10:26?

Queremos compartir contigo esta respuesta a una pregunta muy debatida a través de los años. ¿Qué significa pecar voluntariamente según Hebreos 10:26? Es importante que entendamos lo que quiere decir el autor del libro de los hebreos por esto. Esperamos que este estudio te ayude a entender la importancia del sacrificio de Jesús y lo que esto significa para el creyente.

En Hebreos 10:26 dice: “Porque si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio de toros y machos cabríos por los pecados” ¿Qué significa este versículo?

RESPUESTA

¿Qué significa la frase “ya no queda sacrificio de toros y machos cabríos por los pecados”? Algunos pueden decir: “Si peco voluntariamente, después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no seré salvo. Es cierto que Dios envió a Su Hijo a morir por mí, y que El llevó mis pecados para que al creer yo en El sea salvo, pero si peco voluntariamente, según Hebreos 10:26, ya no queda ningún sacrificio por el pecado y pierdo la salvación. Esto no sólo se menciona en el versículo 26 sino también en el 27, donde dice: “Sino una terrible expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios‟. Así que si peco intencionalmente, sólo me esperan dos cosas: el juicio y el fuego que consume a los adversarios. Este es el infierno y la condenación. De acuerdo con la Biblia si peco voluntariamente ya no queda sacrificio por los pecados, y sólo me espera el juicio y el hervor de fuego que devorará a los adversarios; por lo tanto, no puedo ser salvo”. Los que así razonan, piensan que este pasaje está dirigido a los creyentes y que si el creyente peca voluntariamente, no puede ser salvo. Debemos leer detenidamente este pasaje y descubrir si los que pecan voluntariamente son los creyentes o los incrédulos. También debemos tener en cuenta lo que significa pecar voluntariamente y ver si se refiere a pecar en general o a un pecado en particular.

Cuando pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, el resultado es “una terrible expectación de juicio, y de hervor de fuego”. Las personas a las que aquí se alude no son las mismas de Hebreos 6:4, las cuales “fueron una vez iluminadas y gustaron del don celestial”. “La verdad” de la cual se habla en Hebreos 10:26 es la redención que el Señor Jesucristo llevó a cabo una sola vez y para siempre. Ciertas personas están informadas acerca de la muerte del Señor Jesús, el derramamiento de Su sangre y la razón por la cual Su cuerpo fue partido; saben que el hombre entra al Lugar Santísimo mediante la sangre del Señor Jesús y es aceptado por Dios y saben que la obra redentora fue efectuada y está vigente ahora y para siempre y que el sacrificio fue ofrecido una sola vez y para siempre. Ya no queda sacrificio por los pecados para esta clase de personas, que pecan voluntariamente después de que han conocido tales verdades.

Supongamos por un momento que este pasaje se refiere al creyente, quien después de haber recibido el conocimiento de la verdad y de entender todas las doctrinas mencionadas, cae en tentación y miente, roba o va a lugares a donde no debe. Puesto que sabe que todas estas cosas están equivocadas y continua haciéndolas, peca voluntariamente y no puede ser salvo. Si éste fuera el caso, ¿podría alguien ser salvo? En Romanos 7 Pablo dice: “Pues no practico lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago… Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso practico… ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (vs. 15, 19, 24) ¿No muestran estos versículos que Pablo sabía con claridad que debía hacer el bien y no lo hacía, pero hacía las cosas que aborrecía? Pedro negó al Señor tres veces ante la presencia de una criada o sea que el mintió (Mt. 26:69-75) ¿No sabía Pedro que mentir era pecado? Teniendo esto presente “pecar voluntariamente” no significa pecar a sabiendas de que tal acto es pecado; esto también se puede demostrar de una manera indirecta. Leamos Hebreos 10:26-29: “Porque si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio de toros y machos cabríos por los pecados, sino una terrible expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que desecha la ley de Moisés, por el testimonio de dos o tres testigos es condenado a muerte sin compasión. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisotee al Hijo de Dios, y tenga por común la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ultraje al Espíritu de gracia?”

¿Qué significa “pecar voluntariamente” en el versículo 26? Es cometer los tres actos que se mencionan en el versículo 29: (1) Pisotear al Hijo de Dios, (2) tener por común la sangre del pacto por la cual ha sido santificado y (3) ultrajar al Espíritu de gracia. En resumen, esto significa rechazar la salvación. Aunque esta persona haya oído que la Palabra de Dios dice que Jesús es el Hijo de Dios, que la sangre preciosa del Cordero sin mancha fue derramada para remisión de los pecados y que el Espíritu Santo lleva al hombre al arrepentimiento y le da vida eterna, aun así, afirma que Jesús es un bastardo, que murió como un mártir y que Su sangre es tan común y corriente como la de los demás y no cree que Dios imparta la obra consumada de Jesucristo en uno, ni que el hombre pueda nacer de nuevo. La Biblia declara lo siguiente en cuanto a esta clase de personas: “Ya no queda sacrificio de toros y machos cabríos por los pecados”.

¿Qué significa la expresión “ya no queda sacrificio de toros y machos cabríos por los pecados”? “Ya no queda” indica que una vez lo hubo; por eso debemos poner mucha atención a la palabra “no queda”. Leamos entonces los siguientes versículos:

En Hebreos 7:27 dice: “No tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a Sí mismo”.

En Hebreos 9:12 dice: “Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por Su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, obteniendo así eterna redención”.

En Hebreos 9:25-28 leemos: “Y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo año tras año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora una sola vez en la consumación de los siglos se ha manifestado para quitar de en medio el pecado por el sacrificio de Sí mismo… Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos”.

En Hebreos 10:2 vemos: “De otra manera, ¿no habrían cesado de ofrecerse, por no tener ya los adoradores, una vez purificados, conciencia de pecado?”

Hallamos en Hebreos 10:10-12: “Por esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y todo sacerdote está de pie, día tras día, ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; Este, en cambio, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado para siempre a la diestra de Dios”.

Después de leer estos pasajes, debemos preguntarnos: ¿Por qué se ofreció el Señor Jesús una sola vez y no varias? En el libro de Hebreos del capítulo siete en adelante se repite constantemente la comparación entre el sacrificio del Señor Jesús y los sacrificios del Antiguo Testamento. El Señor Jesús se ofreció a Sí mismo una sola vez y llegó a ser el sacrificio eterno por los pecados, mientras que los sacrificios del Antiguo Testamento eran sacrificios de toros y machos cabríos que se ofrecían año tras año. En el Antiguo Testamento cuando un hombre cometía una transgresión la primera vez, tenía que ofrecer un buey, un cordero, dos tórtolas o dos palominos como ofrenda por el pecado, Si pecaba una segunda vez, tenía que ofrecer otra ofrenda por el pecado como expiación y si pecaba una tercera vez, tenía que volver a presentar la ofrenda por el pecado. Todo individuo tenía que hacer esto, y toda la congregación de Israel tenía que presentar la ofrenda de pecado cada año el día de la expiación.

¿Por qué se hacían las ofrendas de los toros y machos cabríos todos los años? Porque la sangre de estos animales no podía quitar los pecados del hombre. Tenía que hacerse una ofrenda por las transgresiones del año anterior y otra por las del año en curso. Pero mediante el Espíritu eterno, Jesucristo se ofreció a Sí mismo a Dios y llegó a ser el sacrificio por los pecados para siempre, a fin de que quienes estamos siendo santificados, seamos perfeccionados para siempre.

Por lo tanto, Hebreos 10 dice que quienes han oído la verdad y pecan voluntariamente, desechan la sangre del Hijo de Dios, rechazan al Espíritu Santo y menosprecian al Hijo de Dios, y por ellos “ya no queda sacrificio de toros y machos cabríos por los pecados”. Si una persona, del Antiguo Testamento perdía la oportunidad de ofrecer la expiación en un año dado, podía hacerlo el año siguiente. Pero hoy si una persona rechaza a Cristo “ya no queda sacrificio de toros y machos cabríos por los pecados”. La ofrenda por el pecado del Antiguo Testamento ya no existe y carece de efecto. Si la persona conoce la verdad y la rechaza, entonces “ya no queda sacrificio de toros y machos cabríos por los pecados” de esa persona. En Hechos 4:12 dice que “en ningún otro hay salvación”. Dios realizó la obra completa de salvación al enviar al Señor Jesucristo a cumplir la obra de redención y ser nuestro Salvador; El cumplió hasta el final y no puede añadir nada más a Su obra. Por esa razón, El dio la oportunidad de que el hombre oiga el evangelio y conozca la verdad. Si una persona continúa rechazando todo esto y peca voluntariamente, la Biblia dice que ya no hay ninguna esperanza para él y su final no es otro que “una terrible expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios”.

El final de aquellos a quienes se alude en Hebreos 6:1-8 es estar próximos a ser maldecidos, pero el final de las personas de las que habla Hebreos 10:26-29 es el hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. Es muy difícil aplicar Hebreos 10:26-29 a los creyentes. Esta porción de la Palabra se debe de referir a quienes conocen el evangelio pero lo rechazan adrede, para los cuales no queda ninguna salvación. Si éste no fuera el caso, ¿por qué se usa la expresión “ya no queda”? ¿Por qué dice “ya no queda sacrificios de toros y machos cabríos por los pecados”? ¿Por qué se usa “una vez” repetidamente en los versículos anteriores? Si unimos “ya no queda” y “una vez” en estos versículos, podremos entender su verdadero significado.

Tomado del libro “Preguntas sobre el evangelio” por Watchman Nee

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